Cuando transcurría mi último año de servicio militar, que fue en la revista Verde Olivo, se apareció en mi unidad Guillermo Rosales, un amigo escritor de mis tiempos en el semanario Mella, y me hizo pedir permiso para ausentarme del mando. El me había prometido llevarme a casa de “una muchacha que hace canciones, como tú”.
↧